martes, 19 de octubre de 2010

Cuen-titos-El Monstruo-Lado B

Hola Banda, antes que nada, gracias por tu visita, quiero decirte que para mi, es súper importante que te tomes unos momentos de tu vida, para leer las sandeces que aquí se publican, ver las visitas que van subiendo poco a poco me alegra, si pueden comentar, me daría harto más gusto, pero si no pueden o no quieren, no importa, nuevamente gracias...

Una pequeña introduccion a este texto, tendrán que leer el cuento anterior que se llama: "El Monstruo Lado A", aqui tampoco encontraran el desenlace este lo publicare mañana bajo el titulo de "El Monstruo LP". Esta es la primera vez que hago este tipo de narración en partes y la verdad me gusto mucho, así que sin mas ojala disfruten leyendo como yo disfrute escribiendo.
Monstruo Lado B
Aquí nada más sentada en el carro, la pinche vida se va, ahh! suspiro, suspiro, estoy a punto de mandar todo al carajo, sobre todo a este, marica, cabrón, toda la vida es lo mismo, pidiéndole primero, exigiéndole después, obligándolo al final; pero si no es más que un niño, pobre niño asustado, y esa es la razón de quererlo, también de obligarlo, de verdad, ¡que cansada estoy!, asalto tras asalto, todo para poder juntar una lana y podernos largar de aquí, de este matadero, ¿por qué alguien de afuera querrá venir a vivir aquí?, y nosotros tratando de juntar para ir a  una playita;  arena, mar, cocos, poner una tiendita y no preocuparse más, que mi niño bueno viva entre mis piernas, así como a él le gusta y como a mí me gusta , pero no alcanza, golpe tras golpe, nada mas no alcanza, el dinero vuela, ni para juntar un poco, en fin, este parece ser un buen madrazo, tanto tiempo estudiando la vinatería el ir y venir , voy a cuidar el dinero como nunca, lo voy saber administrar, solo lo indispensable, mi niño no pondrá un dedo encima, el que si sabe gastarlo todo, ahh! Suspiro, suspiro, mi niño me voltea a ver desde el asiento del copiloto, esos ojos, imploran amor, un beso, si mi niño ahorita tómame entra ahí donde sabes hacer también eso que haces, no, hay que hacer antes el trabajo, por eso le suelto una cuantas linduras de esas que lo hacen bravear, ya me lo perdonara todo esta noche entre mis piernas, ahí lo perdonare también, ahí nos absolveremos.

Hace ya rato del primer atraco, cuando lo convencí de que no podría darme lo que quería trabajando en un Walt-Mart, -¿de dónde lo saco?- el niño me preguntaba espantado, entonces vendí el anillo de la abuela y compre una pistola, nada más la pistola, para balas no alcanzo.    –Sales a la calle y lo tomas- le dije poniendo el arma en sus manos. Un sombrerudo, mas espantado que la chingada fue el primero, el miedo se leía en todo su cuerpo, cincuenta pesos, nada mas cincuenta pesos, pero eso no fue lo importante, lo importante fue que se atrevió, había que presionarlo, pero lo hacía, otra vez aquí, a esperar ene l asiento del conductor y mi niño mudo, mirándome con la pistola ya preparada, mi niño solo pudo decir al abrir la puerta:-Ahorita vengo-

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